Si que VErch!. Escarbando un hueco en Balao, cerca del naranjal donde las mujeres tienen las patas igual de gordas que yo, -dicen que la materia vomitiva de mi cerebro también-; pero yo no creo que es así, aunque es a la final lo que tanto deseean comerse todos quienes tengan 10 dolares para pagar el precio de mi cerebro y de doce panas que vienen conmigo.
Llegamos a la capital amarrados, el sol es amigable, con mis doce panas y otras sartas de desconocidos, sacando nuestros ojos y escondiendolos de nuevo a la realidad, porque cuando no estan fuera es cuando ven la realidad: esas playas humedas, el mundo de amigos que caminamos hacia atras pero encaramos los problemas. Somos expertos en escondernos en grandes resorts en la arena donde solo nosotros sabemos como la gozamos, pero no sería hasta ese día en que con mis panas caimos presos por la confianza que le hemos dado al hombre de los "chores".
Y asi mi historia termina en el redondel de la Seis de Diciembre y Gaspar de Villarroel, esperando que alguien compre el resto de mi vida, me meta en una gran olla vivo, bañado en cerveza; muchos pensarían que esa es la mejor forma de morir asi que acepto mi destino, en un gran festin daré alegría a los demás aunque nunca nadie se pregunte si yo quería dar mi vida, aunque yo lo soporto estoicamente. El gordo que me clavara los dientes, pensara que yo soy el Gran Dios Afrodisiacoman, y por eso me enorgullese darle el lujo de que encuentre su miembro "viril" dentro de esa masa de lípidos en la que estaré nadando cuando se coma la mierda de mi cabeza.
Todo eso sucedió y sin embargo aun escribo, dicen que estoy loco por haber sido vomitado de nuevo al mundo, poseer la mente de un ambateño común, y obligarle a escribir por mi; además seré nuevamente ignorado quizas, nadie lee, nadie le interesa las cosas nuevas, mucho menos lo que tenga por decir un cangrejo, pero eso si, todos comen la mierda de mi cabeza e incluso han olvidado agradecer a quien cínicamente me colocó en su plató y ha permitido que mi heroica hazaña quede en el silencio de un erupto reprimido.
Llegamos a la capital amarrados, el sol es amigable, con mis doce panas y otras sartas de desconocidos, sacando nuestros ojos y escondiendolos de nuevo a la realidad, porque cuando no estan fuera es cuando ven la realidad: esas playas humedas, el mundo de amigos que caminamos hacia atras pero encaramos los problemas. Somos expertos en escondernos en grandes resorts en la arena donde solo nosotros sabemos como la gozamos, pero no sería hasta ese día en que con mis panas caimos presos por la confianza que le hemos dado al hombre de los "chores".
Y asi mi historia termina en el redondel de la Seis de Diciembre y Gaspar de Villarroel, esperando que alguien compre el resto de mi vida, me meta en una gran olla vivo, bañado en cerveza; muchos pensarían que esa es la mejor forma de morir asi que acepto mi destino, en un gran festin daré alegría a los demás aunque nunca nadie se pregunte si yo quería dar mi vida, aunque yo lo soporto estoicamente. El gordo que me clavara los dientes, pensara que yo soy el Gran Dios Afrodisiacoman, y por eso me enorgullese darle el lujo de que encuentre su miembro "viril" dentro de esa masa de lípidos en la que estaré nadando cuando se coma la mierda de mi cabeza.
Todo eso sucedió y sin embargo aun escribo, dicen que estoy loco por haber sido vomitado de nuevo al mundo, poseer la mente de un ambateño común, y obligarle a escribir por mi; además seré nuevamente ignorado quizas, nadie lee, nadie le interesa las cosas nuevas, mucho menos lo que tenga por decir un cangrejo, pero eso si, todos comen la mierda de mi cabeza e incluso han olvidado agradecer a quien cínicamente me colocó en su plató y ha permitido que mi heroica hazaña quede en el silencio de un erupto reprimido.
Aun asi nosotros seguiremos siendo el paradigma del mal por por no caminar como ellos..